Laura Segovia Hernández es una mujer impresionante. Un referente del activismo Trans en el pueblo mágico de Sombrerete, en el estado de Zacatecas y una comprometida profesionista de la salud en activo en el Hospital comunitario de Sombrerete.

Estudió la carrera técnica universitaria en urgencias médicas en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Estado mismo donde nació en 1975 y de donde es originario su papá, su mamá es de Sombrerete. “Cuando me preguntan cuántos hermanos somos digo que somos cuatro mujeres y media y cuatro hombres y medio… a los diez años yo me encerraba en el cuarto y me vestía de mujer y me ponían unas buenas friegas y unas madrizas buenas. Me obligaron a estar con una mujer a los 17 años y tuve un hijo, ahora la mamá de mi hijo es mi mejor amiga”. El único hijo de Laura ya es casi un adulto; actualmente trabaja en una mina que extrae fluorita ahí en Zacatecas. Laura también ha vivido por temporadas en Jalisco, Monterrey y Aguascalientes.

Antes de ser un recurso humano ocupado en ciencia y tecnología (su actual trabajo como operadora de ambulancia y paramédica) fue un agente de policía en Zacatecas: “antes era yo una persona muy agresiva, cuando era policía, y en 2010 empecé a ser yo. Empecé con hormonas en 2013. En 2011 contraje VIH después de que me violaron 6 sicarios del grupo de los Zetas, me fueron a aventar a un cerro de la comunidad de González Ortega porque ya me daban por muerta. Estuve anexada. No me aceptaban por ser una mujer transexual, hasta que uno en Jalisco me aceptó, pero por ser paramédico y por tener conocimientos de medicina me aceptaron para dar consulta ahí”.